El biometano, una palanca estratégica para reforzar la competitividad industrial española

Planta de biometano en Francia

En plena transición hacia una economía baja en carbono, el biometano se posiciona como un vector energético capaz de reforzar la competitividad industrial y la autonomía energética de España. Más allá de su perfil sostenible, el biometano representa una oportunidad estratégica para reducir costes asociados al carbono, mejorar la eficiencia de los procesos productivos y fortalecer el tejido económico nacional.

Según la Agencia Internacional de la Energía, los biogases siguen siendo un recurso infrautilizado, pese a su enorme potencial para generar seguridad de suministro, desarrollo rural, gestión eficiente de residuos y reducción de emisiones. Al depurarse mediante el proceso conocido como upgrading, el biometano es totalmente intercambiable con el gas natural, lo que le permite aprovechar las infraestructuras existentes sin necesidad de costosas adaptaciones.

Llas empresas que apuesten por biometano, avanzan en descarbonización, mitigan riesgos regulatorios y aseguran estabilidad de costes energéticos a medio y largo plazo"
Iván Santos, cofundador de Enerjoin
Iván Santos
Cofundador de Enerjoin

Con todos esos puntos fuertes, a día de hoy es todavía un reto

Además, el biometano aporta flexibilidad operativa: puede almacenarse, transportarse e inyectarse en la red gasista, permitiendo a las industrias mantener la continuidad de procesos críticos con una energía renovable y gestionable. Frente a tecnologías intermitentes, el biometano aporta una fuente renovable firme para aplicaciones térmicas —calderas, cogeneraciones y progresivamente también hornos industriales— sin comprometer la continuidad ni la calidad de los procesos.

El impulso al biometano trasciende la energía: activa la economía circular, revaloriza subproductos agrícolas y agroindustriales, y genera empleo local en zonas rurales, donde muchas industrias tienen su base operativa. Es, en definitiva, una inversión en resiliencia industrial y territorial.

España tiene ante sí una oportunidad de soberanía energética y de liderazgo industrial en un ámbito alineado con la economía circular. Invertir en biometano es más que un gasto, una apuesta por la resiliencia económica, la innovación tecnológica y el desarrollo territorial equilibrado. Convertirlo en una política de Estado sería avanzar hacia una industria más competitiva, un medio rural más dinámico y una nación más independiente energéticamente.

El momento de actuar es ahora, de aprovechar este recurso ya que el biometano puede ser, si se lo permitimos, una palanca de crecimiento industrial y de país.

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